21 de octubre de 2013

La vuelta al mundo en ochenta días.





Ficha técnica.


Título: La vuelta al mundo en ochenta días.
 
Autor: Julio Verne.

Fecha de publicación: en facetas en "Le Temps", desde el 6 de noviembre hasta el 22 de diciembre de 1872. De manera íntegra el 30 de enero de 1873.

Número de capítulos: XXVII






Opinión.


      Hace una semana (¿o dos?), bueno, no importa. El caso es que hace el tiempo que sea terminé de leerme La vuelta al mundo en ochenta días y debo decir que me ha sorprendido aunque no fuera la primera vez que lo leía. Todos hemos escuchado hablar de Willy Fogg, ¿no? Ese tío inglés y estirao que le dio la vuelta al mundo en un tiempo absurdamente largo. Porque, a ver, ¿para qué están los aviones sino es para ganar una estúpida apuesta? Y por cierto, ¿¿a qué persona cuerda se le ocurre la maravillosa idea de apostar la mitad de su fortuna y gastarse la otra mitad en un viaje sin que ello te reporte el más mínimo beneficio que no sea el salvamento de tu honra?? Yo os doy la respuesta: a un inglés. Están majaretas.
      Pues eso, que Phileas Fogg se apostó con los socios del Reform Club, es decir, sus compañeros de whist, que daría la vuelta al mundo, por un artículo que leyó en el periódico (el Morning- Chronicle para más información) que decía que se podía dar en el plazo de 80 días, y él que era en extremo puntual, (ya sabéis, esa capacidad que tienen algunas personas de no llegar ni pronto ni tarde a las citas y que es desconocida para la inmensa mayoría) dijo que se podía hacer. Evidentemente era una locura: estamos en el año 1872, no hay aviones ni coches y los modos de transporte mayoritarios (al menos los que más utiliza nuestro personaje) son los ferrocarriles y los vapores, y por si fuera poco, en el artículo no se tenían en cuenta los posibles contratiempos, aunque el señor Fogg se empeñase en que sí.
      Todos sabéis cómo acaba, ¿no? Sería realmente extraño que no lo supierais, el final sirve para explicar un montón de cosas relacionadas con las horas y  es lo más sorprendente del libro. Pero por si acaso, no voy a decíroslo, no creo que perdonarais si lo hiciera. 
      Lo que si voy a hacer es presentaros a Juan Picaporte (Jean Passepartout, en la edición original, y no soy francesa. pero me jugaría mi magia a que significa algo como "pasa por todo"), el criado de nuestro protagonista, que entró a servir unas horas antes de que su amo hiciese la apuesta atraído por su fama de hombre aburrido. Con toda la agitación por la inminente marcha se le olvida apagar el gas de su habitación, pero el señor Fogg tan solo le dice que se lo descontará del sueldo, obviamente Picaporte pasa todo el viaje preocupado por el gas. Por si os interesa, el criado anterior había sido despedido por no traer el agua del afeitado a su temperatura exacta, sí, hasta ahí llegaba la puntualidad del señor Fogg.
   Y por si el viaje en sí mismo no era lo bastante peligroso, el detective Fix identifica a Phileas Fogg como el ladrón de 50.000 libras del Banco de Inglaterra, que se ha inventado la pantomima de la vuelta al mundo para despistar a la policía. Como hay una jugosísima recompensa para aquel que atrape al ladrón y recupere el dinero el detective sigue a los viajeros por todo el Imperio Británico a la espera de una orden de arresto que no llega

      Para concluir: 
      A pesar de que no sea un libro nuevo, que supiera lo que iba a pasar y que no tenga unos personajes que me atraigan especialmente, tengo que decir que siempre que lo recuerdo me deja un buen sabor de boca. Quizá sean los recuerdos vinculados a él, recuerdos de tres niñas reunidas en torno a un libro y a un padre, o tal vez simplemente es uno de esos libros, como con las personas, por los que es imposible no sentir simpatía aunque no sepas por qué.
      Que lo disfrutéis ;)

No hay comentarios:

Publicar un comentario